El 19 de febrero de 2013 por correo electrónico se recibió en la Biblioteca Ronco la consulta de José Juan Fernández Moral, maestro de guitarra español, sobre el paso por Azul de un conterráneo, el músico Francisco Calleja.

         La consulta fue evacuada a los pocos días enviándosele datos hallados en periódicos locales, sobre recitales del nombrado guitarrista hispano durante el año 1940 en Tandil, Tapalqué y en nuestra ciudad.

     Pasaron más de dos años, y la aguda observación de Horacio Silva, investigador y colaborador de la Hemeroteca “Juan Miguel Oyhanarte”, registró otras publicaciones sobre actuaciones de Calleja, como también sobre su residencia en Azul durante los primeros años de la década del 40 del siglo pasado. Estos datos provenientes de notas y escritos publicados en periódicos locales (El Tiempo, El Ciudadano y Diario del Pueblo), fueron remitidos a Fernández Moral, quien muy gentilmente recibió la información y generosamente envió, como muestra de agradecimiento, tres CD y  una publicación del intérprete y escritor Carlos Blanco Ruíz que contiene la música de Francisco Calleja.      

      Según nos expresara Fernández Moral, y como figura en la reseña biográfica de Calleja en el escrito mencionado, se había perdido el rastro de éste desde 1940 y se ignoraban datos sobre su vida hasta su muerte acaecida en 1950.

     Es una doble satisfacción para esta Hemeroteca el haber contribuido a cubrir, aunque sea parcialmente, un momento de la historia de vida del célebre compositor e intérprete de guitarra de trascendencia internacional y, además, rescatar del olvido su exquisita música, que nuevamente vuelve a escucharse en Azul a través de las grabaciones recibidas.

    Azul ha tenido el gran honor de que Francisco Calleja, un grande de la música, la eligiera como ciudad para reponerse de dolencias que lo aquejaban. Ya superadas las mismas, ante una sala colmada, el 17 de mayo de 1943 ofreció su último concierto en el Teatro Español y, al día siguiente, se alejó definitivamente hacia Buenos Aires, donde contrajo matrimonio y continuó ofreciendo su excelsa música en los grandes escenarios, que extrañaban y reclamaban su presencia.

El reconocimiento de los azuleños al gran guitarrista español se manifestó elocuentemente en la Editorial del diario El Tiempo del 8 de mayo de 1943, en ocasión de comentar sobre su alejamiento de esta ciudad: “En antaño su nombre era para nosotros la expresión luminosa del arte llevado a su más bella realización. Entonces Calleja era forastero para Azul, venía de otras partes y llegaba con la fama legítimamente conquistada en todas las grandes ciudades del mundo...Y Calleja se quedó entre nosotros, se identificó con la vida local, fue uno más en la colectividad. Bohemio impenitente y modesto de verdad como todos los hombres de talento, el gran virtuoso de la guitarra rehuyó el lugar que le correspondía en la vida espiritual de Azul y vivió modestamente confundiéndose con la multitud.

Lo veíamos humano y sencillo y al llegar al sentirlo uno de los nuestros olvidamos quien era y quien es. Dejamos de ver en él al artista talentoso y consagrado para ver tan solo al amigo dilecto que su charla exquisita, su amplio conocimiento del mundo y sus recuerdos nos deleitaba en amenas conversaciones..Ahora que se va advertimos de nuevo que Calleja, convecino en los últimos dos años, es una de las glorias mundiales de la guitarra. Y lamentamos su próxima ausencia y queremos gustar del encanto maravilloso de su arte una vez más antes de la partida”. 

         Calleja ha vuelto a Azul, y su música nuevamente puede escucharse en la sede de la Hemeroteca “Juan Miguel Oyhanarte”.